Una insolvencia empresarial ocurre cuando una empresa ya no puede cumplir con sus obligaciones financieras; es decir, no tiene los recursos suficientes para pagar a sus acreedores en tiempo y forma. Esta situación puede derivar en la reestructuración de deudas, la suspensión de pagos o, en los casos más graves, la quiebra.
Las causas de una insolvencia son diversas y, en muchos casos, acumulativas. Van desde una mala gestión financiera o una planificación deficiente, hasta factores externos como crisis económicas, inflación, aumento de costos operativos, impagos de clientes clave o eventos inesperados como desastres naturales o conflictos geopolíticos.
La insolvencia de un cliente puede tener consecuencias muy negativas para la empresa porque, si este deja de pagar sus facturas, el flujo de caja del negocio se resiente. Y si hablamos de un cliente con un peso importante en la cartera, puede llegar a ocasionar verdaderos problemas a la empresa que, a su vez, puede tener dificultades para hacer frente a sus obligaciones financieras: pagar suministros, a sus empleados y a sus proveedores.
Por ello, la prevención de insolvencias se ha convertido en una prioridad estratégica. Contar con mecanismos que ayuden a anticipar riesgos financieros, como el seguro de crédito, fomenta una correcta gestión del riesgo comercial y permite prevenir y minimizar el impacto de las insolvencias de clientes en el flujo de caja de la empresa.
¿Cuál es el panorama mundial de las insolvencias empresariales?
Las insolvencias empresariales han repuntado en los últimos años como reflejo de un entorno económico complejo. Ya sea por la inflación, el endurecimiento de las condiciones de crédito, la desaceleración del comercio global o la incertidumbre política, la capacidad de pago de muchas compañías en la región se está viendo afectada.
Según el Global Insolvency Report 2025 de Allianz Trade, uno de nuestros accionistas, después de un aumento mundial del 10% en 2024, se espera que las insolvencias sigan creciendo en 2025 (6%) y 2026 (3%), prolongando una tendencia de cinco años consecutivos de incrementos. Particularmente, los sectores construcción, comercio minorista y servicios siguen en riesgo debido a los tipos de interés elevados y un menor acceso al crédito.
Como se preveía, en 2024 se registró otro aumento acelerado y generalizado de las insolvencias empresariales, lo que significó que la mayoría de las economías avanzadas comenzaron 2025 con cifras de muy superiores a las registradas antes de la pandemia. Según Allianz Trade, las insolvencias globales aumentaron un 10% el año pasado, frente al 7 % de 2023 (un 12% por encima del nivel promedio entre 2016 y 2019). El número de insolvencias empresariales aumentó en cuatro de cada cinco países, y la mayoría registró un aumento de dos dígitos.
El rol clave del seguro de crédito frente a las insolvencias empresariales
Frente al aumento de insolvencias empresariales, las compañías no solo deben enfocarse en reducir costos o diversificar mercados, sino también en blindar su flujo de ingresos.
Entre las estrategias más efectivas se encuentra el uso del seguro de crédito, una herramienta que ha demostrado ser clave para garantizar la estabilidad financiera y la continuidad operativa de las empresas.
Este tipo de seguro permite a las organizaciones:
- Protegerse ante impagos por parte de clientes nacionales o internacionales.
- Evaluar la salud financiera de sus compradores mediante información especializada.
- Mejorar sus decisiones comerciales y de cobranza, reduciendo la exposición al riesgo.
- Acceder a financiamiento más favorable, al tener sus cuentas por cobrar respaldadas.
El seguro de crédito actúa como un respaldo financiero en caso de impago, pero también puede explotarse como un instrumento de inteligencia comercial y prevención de riesgos, por lo que contar con esta cobertura puede resultar diferencial.
En Solunion, acompañamos a las empresas con soluciones adaptadas a cada sector y necesidad, ayudándolas a navegar en escenarios inciertos con mayor seguridad.