Noviembre no solo huele a cempasúchil, también brilla con millones de veladoras encendidas en los altares de todo México. Detrás de esta imagen entrañable hay una industria que sostiene miles de empleos y activa una cadena de valor que va desde la manufactura química hasta la distribución minorista.
La derrama económica total por la celebración del Día de Muertos 2025 en México se esperaba fuera de aproximadamente 49,500 millones de pesos a nivel nacional. En la Ciudad de México específicamente, la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco CDMX) estimó una derrama económica de alrededor de 11,400 millones de pesos, impulsada por el gasto en ofrendas, alimentos y turismo relacionados con la festividad.
Cuando las velas iluminan más que las ofrendas
Las velas y veladoras destinadas a ofrendas son un componente esencial del consumo estacional mexicano, particularmente durante el Día de Muertos, una de las celebraciones más significativas del país.
Sobre estos artículos, se reporta un aumento en la demanda de hasta 439% en canales de autoservicio. Este incremento refleja la importancia de estos productos en la celebración, pues representan la guía para que los espíritus de los seres queridos regresen a casa. Las ventas de velas y veladoras contribuyen significativamente a la derrama económica general, aunque no se desglosa una cifra exacta solo para estas ventas dentro del total.
Un sector pequeño, pero constante
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía, el valor anual del mercado de velas y veladoras en México alcanzó en 2024 los 5,484 millones de pesos, equivalentes a cerca de 297 millones de dólares. La producción nacional anual se estima en 697 millones de unidades, con un crecimiento promedio de 4.8% anual entre 2023 y 2025.
A nivel de comercio exterior, el país mantiene una balanza activa: en 2024 se registraron exportaciones por 46 millones de dólares e importaciones por 41 millones, con un intercambio total de 87 millones de dólares. Los principales destinos de exportación son Estados Unidos y Centroamérica, mientras que la mayoría de las importaciones proviene de Asia.
Los estados que lideran en exportaciones son:
- Nuevo León, con un valor de 42.8 millones de dólares.
- Jalisco con 11 millones de dólares.
- Coahuila, también importante en exportaciones.
Por otro lado, las principales importaciones corresponden a:
- Estado de México, con 12.3 millones de dólares.
- Ciudad de México, con 11.6 millones de dólares.
Estas cifras reflejan una industria sólida y diversificada, con una base productiva nacional que ha sabido resistir cambios en la demanda y variaciones en el precio de materias primas como la parafina y la cera vegetal.
Cuando la tradición impulsa la economía
Aunque la estacionalidad del Día de Muertos no está oficialmente cuantificada, los análisis de consumo permiten estimar que entre 25% y 35% de las ventas anuales de veladoras y velas se concentran entre octubre y noviembre.
Considerando un escenario promedio del 30%, el consumo de temporada se traduce en lo siguiente: se venden más de 209 millones de velas durante las semanas previas y posteriores al Día de Muertos. Además, las transacciones comerciales tienen un valor estimado de aproximadamente 1,645 millones de pesos, equivalentes a unos 90 millones de dólares estadounidenses.
Esto convierte al periodo festivo en una microtemporada clave de ingresos para fabricantes, distribuidores y comercios minoristas, especialmente panaderías, florerías, mercados y tiendas de autoservicio.
Este último canal, aunque pequeño, muestra un crecimiento acelerado impulsado por plataformas de venta directa y marketplaces que ofrecen productos personalizados o artesanales.
Un negocio con historia… y con retos
El sector de velas y veladoras es un ejemplo de cómo la cultura mexicana se convierte en motor económico. Sin embargo, enfrenta desafíos estructurales vinculados con la inflación en insumos, los costos energéticos y la competencia de importaciones baratas.
Además, la transición hacia materiales más sostenibles (como ceras vegetales o envases reciclables) implica inversiones adicionales en innovación y certificaciones ambientales. En paralelo, el cambio en los hábitos de consumo —que combina la devoción tradicional con el interés por productos aromáticos, decorativos o ecológicos— está transformando el mercado hacia segmentos de mayor valor agregado.
El componente cultural sigue siendo el eje del consumo y cada año, millones de familias mexicanas adquieren veladoras no solo para iluminar altares, sino también como parte de una experiencia simbólica que combina memoria, arte y fe. Este vínculo emocional asegura la persistencia del mercado, incluso frente a escenarios económicos desafiantes.
Mirando hacia el futuro: luces que brillan
A corto plazo, la industria mantiene perspectivas positivas pero moderadas, impulsadas por la recuperación del consumo interno y la estabilidad en precios energéticos. A mediano plazo, se anticipa una mayor automatización de la producción y una digitalización en canales de venta, lo que permitirá a los fabricantes medianos y pequeños expandir su alcance con estrategias de e-commerce y marketing estacional.
A largo plazo, el nearshoring y la sustitución de importaciones podrían fortalecer la manufactura nacional de ceras y envases, reduciendo la dependencia de insumos extranjeros. Además, la posible apertura de nuevos mercados de exportación hacia Sudamérica y Europa representa una oportunidad de diversificación.
Cuando el seguro de crédito también ilumina el camino
El mercado de veladoras, aunque no compite en volumen con otros sectores industriales, muestra un comportamiento típico de los mercados estacionales de alta rotación, donde las ventas se concentran en breves periodos y la gestión de flujo de efectivo es crucial.
En este contexto, el seguro de crédito se convierte en un aliado estratégico para fabricantes, distribuidores y comercializadores:
- Protege las cuentas por cobrar ante impagos durante la temporada alta.
- Fortalece la liquidez para cubrir costos de inventario e insumos.
- Ofrece confianza a inversionistas y socios comerciales, al respaldar operaciones con garantías financieras sólidas.
Así, la tradición y la economía encuentran un punto de encuentro, y mientras las velas iluminan los altares, la gestión del riesgo financiero asegura que las empresas del sector puedan mantener su llama encendida todo el año.
