La salud mental de los colaboradores ha dejado de ser un asunto privado para convertirse en una responsabilidad organizacional. Como lugares donde pasamos buena parte de nuestras vidas, las empresas tenemos la obligación ética y práctica de crear entornos que cuiden el bienestar emocional de las personas.
El estrés laboral y el burnout no solo dañan a quien lo vive, sino que también revelan fallas en la cultura, los procesos y las redes de apoyo dentro de la organización.
Atender la salud mental, por lo tanto, no es solo una inversión en productividad, es una forma de cuidar el bienestar, y de garantizar equipos sostenibles, comprometidos y capaces de desarrollar su potencial a largo plazo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se pierden 12,000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, cuyo costo económico a nivel mundial representa alrededor de 1 billón de dólares en pérdida de productividad.
Reconocer de manera temprana problemas de salud mental en el equipo ayuda a prevenir crisis mayores y también a fortalecer la resiliencia organizacional.
¿Cuáles son los signos de estrés y problemas de salud mental en los colaboradores?
Identificar a tiempo los signos de estrés o dificultades es clave para ofrecer apoyo antes de que afecten significativamente a las personas. Algunos signos comunes incluyen:
- Cambios en el comportamiento: aumento en errores, apatía, aislamiento o irritabilidad.
- Alteraciones físicas: fatiga constante, dolores de cabeza frecuentes, insomnio o cambios en los hábitos alimenticios.
- Disminución en el rendimiento: falta de concentración, retrasos o ausentismo frecuente.
- Emociones negativas persistentes: sentimientos de desesperanza, ansiedad o tristeza notable.
Estos signos pueden variar según la personalidad y circunstancias individuales, pero estar atento a estos indicadores es fundamental para una intervención temprana.
Herramientas para detectar y actuar tempranamente
Para las empresas, contar con mecanismos efectivos de detección y apoyo es vital. Deben combinar herramientas periódicas y canales accesibles: encuestas anónimas de bienestar y preguntas abiertas para identificar niveles de estrés, agotamiento y satisfacción; análisis segmentado por equipo y periodo para detectar focos; y monitoreo de señales indirectas como ausentismo, rotación y errores.
Estas evaluaciones deben garantizar anonimato, comunicarse con transparencia y repetirse regularmente para medir tendencias y el efecto de las acciones implementadas.
De la misma forma, para que los líderes y managers aprendan a detectar signos de malestar emocional en sus equipos y a ofrecer apoyo, requieren capacitación adecuada y formación en inteligencia emocional.
Pero sin duda, el acompañamiento de expertos que guíen a la organización será importante. En este sentido, cada vez hay más opciones para tomar acción y fomentar un entorno donde hablar sobre salud mental sea normal y aceptado.
