La seguridad en el tráfico mercantil es esencial para el desarrollo económico. Las empresas necesitan tener la certeza de que sus proveedores cumplen sus compromisos en tiempo y forma; igualmente, precisan garantizar a sus clientes que son capaces de cumplir sus obligaciones legales y contractuales. En este contexto, las fianzas se convierten en aliadas clave: permiten garantizar el cumplimiento de contratos, proteger compromisos con proveedores y colaboradores, y generar mayor confianza ante terceros.
Las fianzas pueden impulsar, ante ojos de terceros, la confianza y la formalidad de las compañías que las usan para cobrar y pagar sus cuentas, para hacer válidos los contratos, responsabilizarse por malos manejos de los colaboradores o garantizar la recepción o entrega de proyectos de buena calidad, lo que también impacta en su crecimiento empresarial.
En México, el sector de las fianzas está regulado por la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF), y al cierre de 2024 ya existían más de 1,900 aseguradoras y afianzadoras en el país, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) superó los 1.52 billones de pesos en 2024, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía (SE).
¿Qué es una fianza y cómo funciona?
Una de las formas más fáciles de entender las fianzas es explicar su función de protección: la aseguradora respalda al asegurado en caso de que no pueda cumplir con las obligaciones adquiridas frente a un tercero.
En las fianzas intervienen tres actores:
- El fiado (la empresa que está obligada a cumplir con el compromiso, y cuya fianza se hace válida cuando no puede responsabilizarse por sus obligaciones).
- El acreedor (es el beneficiario de la fianza y el que tiene derecho a cobrar si el fiado no cumple).
- La afianzadora (la empresa que emite una póliza para garantizar el cumplimiento de la obligación).
En resumen, la fianza se puede definir como un respaldo financiero y legal que garantiza el cumplimiento de obligaciones de una empresa; es un contrato que da validez legal a una deuda o a un compromiso contractual, por ejemplo: en la entrega de un proyecto, la prestación de un servicio o el suministro de una mercancía.
Tipos de fianzas
Si bien hay diversas ramas y subramas del sector afianzador, de acuerdo con la CNSF, en Solunion consideramos que conocer las siguientes te puede ayudar a mantener la operatividad y/o el crecimiento de tu empresa:
De fidelidad: cubren los compromisos y bienes de una empresa contra posibles pérdidas financieras causadas por colaboradores o proveedores, derivadas de robos, fraudes, abuso de confianza o peculado, comúnmente conocido como malversación.
Administrativas: respaldan el cumplimiento de las obligaciones en procesos administrativos, por ejemplo: en licitaciones, concesiones, permisos y autorizaciones, rifas y sorteos, arrendamiento, obra y proveeduría (anticipo, cumplimiento y vicios ocultos). Estas son las más relevantes y las que representan la cuota de mercado más importante de las afianzadoras.
Fiscales: son requeridas por las autoridades fiscales, en el caso de México el Sistema de Administración Tributaria (SAT) para garantizar el pago de impuestos.
De crédito: se usan para respaldar transacciones comerciales, como la compraventa de bienes o el pago a proveedores.
Judiciales: buscan garantizar el pago de multas o indemnizaciones derivadas de procesos legales, debido a la comisión de un delito.
Ya sea para participar en licitaciones, garantizar pagos, respaldar operaciones fiscales o protegerse ante posibles actos deshonestos, las fianzas son una vía confiable que ayuda a operar con mayor seguridad y a seguir creciendo con confianza.